JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO 11 DE FEBRERO 2013 “EL DOLOR CON FE, SALVA, SIN FE DUELE”

Arquidiócesis de Yucatán
Comisión de Animación Misionera                                                                                                      
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JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO
11 DE FEBRERO 2013
“EL DOLOR CON FE, SALVA, SIN FE DUELE”
                     Reflexión para enfermos, ancianos y minusválidos de las parroquias, albergues y asilos.

Objetivo: que los enfermos, ancianos, y personas con capacidades diferentes, sean portadores de fe y esperanza con la entrega de su dolor, oración y sacrificio a Dios, por la Iglesia Misionera.
Canto: “Si yo no tengo amor”, “Si tuvieras fe, como un granito de mostaza” o alguno que más conozcan.
Oración: Gracias Padre santo, por el bien que has realizado hoy  a mis hermanos en tierras de misión, por mi dolor y enfermedad, que te ofrezco en este día; una vez más quiero decirte: Padre, hágase tu voluntad. En tus manos abandono todo mi ser. Amén
Testimonio: La maestra manuelita nos narra, que desde pequeña ella es misionera, pero llegó un día en que la invitaron a participar en un encuentro de la Unión de enfermos Misioneros, al conocer esta manera de ayudar a muchos enfermos, se inscribió como ayudante activa de éste programa que ayuda a los enfermos, ancianos, y personas con capacidades especiales; así fue que conoció las Obras Misionales Pontificio Episcopales y desde entonces se enamoró del trabajo misionero, en especial de la “ Obra de san Pedro apóstol” ello le motivó a dedicarse a esta Obra y a su vez motivaba a los enfermos de su parroquia y Diócesis a ser Misioneros, personas de fe, desde su enfermedad y situación,  los enseñó a elaborar manualidades como: producir servilletas, sembrar plantas de ornato, así como a cultivar hortalizas para vender, reunían fondos y posteriormente lo enviaban a la Obra de san Pedro Apóstol para becas de los seminaristas en tierras de misión.
Voz de Dios – Mensaje. Lc 17, 11 - 19  En su camino a Jerusalén, pasó Jesús entre las regiones de Samaria y Galilea. Y llegó a una aldea, donde le salieron al encuentro diez  hombres enfermos de lepra, los cuales se quedaron lejos de él gritando: ¡Jesús, maestro, ten compasión de nosotros! Cuando Jesús los vio, les dijo: vayan a presentarse a los sacerdotes. Y mientras iban, quedaron limpios de su enfermedad. Uno de ellos al verse limpio, regresó alabando a Dios a grandes voces, y se arrodillo delante de Jesús, inclinándose hasta el suelo para darle las gracias. Este hombre era de samaria. Jesús dijo: ¿acaso no eran diez los que quedaron limpios de su enfermedad? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Únicamente este extranjero ha vuelto para alabar a Dios? Y le dijo al hombre: Levántate y vete; tu fe te ha salvado.
Reflexión y Comentario:
El encuentro de Jesús con los diez leprosos, del evangelio de Sn, Lc. Y en particular las palabras que el Señor dirige a uno de ellos: ¡levántate, vete; tu fe te ha salvado! Nos ayudan a tomar conciencia de la importancia de la fe para, quienes, agobiados por el sufrimiento y la enfermedad, se acercan al Señor. En el encuentro con él, pueden experimentar realmente que ¡quien cree no está nunca solo! En efecto, Dios por medio de su Hijo, no nos abandona en nuestras angustias y sufrimientos, está junto a nosotros, nos ayuda a llevarlas y desea curar nuestro corazón en lo más profundo. La fe de aquel leproso que, a diferencia de los otros, al verse sanado, vuelve enseguida a Jesús lleno de asombro y de alegría para manifestarle su reconocimiento, deja entrever que la salud recuperada es signo de algo más precioso que la simple curación física, es signo de la salvación que Dios nos da a través de Cristo y que se expresa con las palabras de Jesús: tu fe te ha salvado. Quien invoca al Señor en su sufrimiento y enfermedad, está seguro de que su amor no lo abandona nunca, y de que el amor de la iglesia, que continúa en el tiempo su  obra de salvación, nunca le faltará. S.S. Benedicto XVI (11-02-12).
La salvación que Cristo Jesús nos trae no es para mí solo, y quien así lo comprende eso es lo que lo mueve y capacita a organizarse para “salir” y encontrarse con quienes esperan un nuevo entusiasmo en la vivencia de la fe en Jesús, como la maestra Manuelita en el grupo de la Obra de San Pedro Apóstol.
Compromisos:
Personal: Dedicar un tiempo al día, o semana para conocer y profundizar  más de nuestra fe católica; Con fe, aceptar la situación actual que se vive sin rencor ni amargura; orar por los otros enfermos y por los misioneros.
Comunitario: Invitar a participar en la misa parroquial por los enfermos, a los vecinos y a quienes sepan tienen enfermos en la colonia. Visitar en cuanto sea posible a otros enfermos para compartir con ellos la oración y la Palabra de Dios. Acercar a otros enfermos al sacramento de la confesión.
Oración Comunitaria:
Guía.- Oremos para que los cristianos revelemos a nuestro mundo, familias, vecinos, nuestra fe, en el verdadero Dios, y así lograr la paz tan anhelada en nuestro mundo. Oremos
Todos.- Dirige Señor tu mirada sobre nosotros.

Guía.- Oremos por nuestros gobernantes, para que dirijan con justicia y verdad a su pueblo y busquen la concordia entre las naciones. Oremos
Todos.- Dirige Señor tu mirada sobre nosotros.

Guía.- Que todos los hombres nos veamos como hermanos, y nos ayudemos. Oremos
Todos.- Dirige Señor tu mirada sobre nosotros.

Guía.- Señor Jesús, enséñanos a trabajar por el bien de todos los hombres, para que, por nuestra acción, la Iglesia ilumine a todos los necesitados de tu amor. Oremos
Todos.- Dirige Señor tu mirada sobre nosotros.

Canto final: “Cantando la alegría” Juntos cantando la alegría, de vernos unidos en la fe y el amor, juntos sintiendo en nuestras vidas, la alegre presencia del Señor.
Somos la Iglesia peregrina que Él fundó, somos un pueblo que camina sin cesar. Entre cansancios y esperanzas hacía Dios nuestro amigo Jesús nos llevará. Juntos catando la alegría de…