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miércoles, 27 de noviembre de 2019




                            La Corona de Adviento
Hemos llegado a esa fecha en la que los corazones se llenan de júbilo porque ya se acerca el día en el que conmemoramos la venida de Nuestro Salvador. Entre las luces, las fiestas de fin de año y las celebraciones, a veces nos mareamos y olvidamos la causa que originó toda esta ebullición. Afortunadamente siempre hay una guía, medios concretos para no olvidar a quién estamos celebrando. Uno de estos medios es la corona de Adviento. 
Dios se hace presente en la vida de cada ser humano y de cualquier manera le hace sentir su amor y deseo de salvarle.
La palabra ADVIENTO es de origen latín y quiere decir VENIDA. Es el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la venida de Jesucristo. El tiempo de adviento abarca cuatro semanas antes de Navidad.
«Con la palabra adventus se quería decir substancialmente: Dios está aquí, no se ha retirado del mundo, no nos ha dejado solos. Aunque no podamos verlo o tocarlo, como sucede con las realidades sensibles, Él está aquí y viene a visitarnos de múltiples maneras» (S.S. Benedicto XVI).
La corona de Adviento es uno de los símbolos característicos de esta época litúrgica, pero no es solamente un objeto de adorno, sino que hay toda una liturgia que te ayudará cada uno de estos cuatro domingos a recordar hacia dónde te diriges.
La Corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para representar al fuego del dios sol, para que regresara con su luz y calor durante el invierno.
La corona, que procede del Norte (países escandinavos, Alemania), tiene raíces simbólicas universales: la luz como salvación, el verde como vida, forma redonda como eternidad. Simbolismos que se vieron muy coherentes con el misterio de la Navidad cristiana y que pasaron fácilmente a los países del sur.  Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición para evangelizar a las personas. Partían de sus costumbres para enseñarles la fe católica.
La corona es un círculo de follaje verde, la forma simboliza la eternidad y el color la esperanza y la vida. Va enrollada con un listón rojo, símbolo del amor de Dios que nos envuelve y también de nuestro amor que espera con ansiedad el nacimiento del Hijo de Dios. En el centro de círculo se colocan las cuatro velas (pueden ser tres moradas y una rosa o bien todas blancas) para encenderse una cada domingo de Adviento. La luz de la vela simboliza nuestra fe.
En Navidad se puede añadir una quinta vela blanca, hasta el final del tiempo de Navidad y si se quiere se puede situar la imagen del Niño en relación con la corona: se tiene que ver que la Navidad es más importante que la espera del Adviento.
El conjunto se sitúa cerca del altar o del ambón de la Palabra, si es en la Iglesia, o en un lugar adecuado si se utiliza en un ambiente familiar o escolar.

La corona o guirnalda de Adviento es el primer anuncio de Navidad, un elemento complementario de pedagogía cristiana para expresar la espera de Cristo Jesús como Luz y Vida, junto a otros ciertamente más importantes, como son las lecturas bíblicas, los textos de oración y el repertorio de cantos.
La corona está formada por una gran variedad de símbolos:
La forma circular. El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar. 

Las ramas verdes. Verde es el color de esperanza y vida, y Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.
Las cuatro velas. Nos hace pensar en la obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo.  Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento al hacer la oración en familia. 

Las manzanas rojas que adornan la corona representan los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo, pero recibieron también la promesa del Salvador Universal. 

El listón rojo representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve. 

La corona se puede llevar al templo para ser bendecida por el sacerdote. Los domingos de Adviento la familia o la comunidad se reúne en torno a la corona de adviento. Luego, se lee la Biblia y alguna meditación.

Armar la corona
La corona de Adviento consta de una base circular hecha de hojas de ciprés, eucalipto o algo similar (cabe resaltar que también hay bases sintéticas, pero es más bonito que sean naturales). La forma circular representa el amor de Dios que es eterno, sin principio ni fin, y así como ese amor, la manera en que nosotros debemos amar a los demás, renovándonos en ese amor siempre. Son ramas verdes porque el color verde representa la esperanza y la vida. Estas ramas también nos representan a nosotros que somos parte de un árbol más grande: Dios. Las cuatro velas representan a las tinieblas derrotadas poco a poco a medida que se acerca la luz que trae el nacimiento del Señor.
¿Qué necesitas?
·         Una base circular de ciprés o cualquier otro follaje verde.
·         4 velas o cirios. Tres de color morado y uno rosado (puedes incluir una vela más de color blanco).
·         Cinta roja y de colores
·         Adornos varios, manzanas, flores para decorarla…
·         y sobre todo, tener el corazón dispuesto para dejarse iluminar por la luz de Cristo que ya llega.

Es ideal armarla en familia. Coloca la base circular de hojas verdes y asegúrala bien con un alambre. Adórnala con cintas y coloca las 4 velas en cada “esquina”, como formando un cuadrado dentro del círculo. Las velas (que representan cada domingo de Adviento) son tres moradas y una rosada. El morado representa la vigilia, la penitencia y el sacrificio. El rosado representa la alegría. Algunas veces se acostumbra a colocar una vela blanca en el centro de la corona en representación de Cristo, centro de todo lo que existe. Utiliza las cintas y los adornos para decorar tu corona
Bendición.   Pregunta en tu parroquia y asiste a la ceremonia. 
Oración de bendición que podrás realizar en familia.
Papá o mamá:
«Señor Dios, bendice con tu poder nuestra corona de Adviento para que, al encenderla, despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras, y para que así, cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén».

La liturgia en familia
Busca un lugar central en tu casa dónde colocar la corona. Puede ser la mesa de la sala o la del comedor. Distribuye las tareas de la liturgia entre tu familia con anticipación:
·         Quién va a dirigir la liturgia
·         Quién encenderá las velas
·         Quién se encargará de los cantos
·         Quién hará las lecturas

Cada domingo de Adviento se ira encendiendo una vela.
El primer y segundo domingo encenderás velas moradas.
El tercer domingo encenderás la vela rosada (éste se conoce como domingo de gaudete o domingo de la alegría) porque en medio de la espera se recuerda que ya está próxima la alegría de la Navidad.
El cuarto domingo, nuevamente, encenderás una vela morada.

Un domingo para invitar a alguien. Es una hermosa costumbre encender la corona de Adviento en familia, así que otra sugerencia, es que invites a alguien más a encender la corona con ustedes. Así todos, en comunidad, nos contagiamos de ese espíritu de espera por la llegada de Nuestro Señor.
Sugerencias
a) Es preferible elaborar en familia la corona de Adviento aprovechando este momento para motivar a los niños platicándoles acerca de esta costumbre y su significado.
b) La corona deberá ser colocada en un sitio especial dentro del hogar, de preferencia en un lugar fijo donde la puedan ver los niños de manera que ellos recuerden constantemente la venida de Jesús y la importancia de prepararse para ese momento.
c) Es conveniente fijar con anticipación el horario en el que se prenderán las velas. Toda esta planeación hará que las cosas salgan mejor y que los niños vean y comprendan que es algo importante. Así como con anticipación preparamos la visita de un invitado importante, estamos haciendo esto con el invitado más importante que podemos tener en nuestra familia.
d) Es conveniente también distribuir las funciones entre los miembros de la familia de modo que todos participen y se sientan involucrados en la ceremonia.
Por ejemplo:
un encargado de tener arreglado y limpio el lugar donde irá la corona antes de comenzar con esta tradición navideña.
un encargado de apagar las luces al inicio y encenderlas al final.
un encargado de dirigir el canto o de poner la grabadora con algún villancico.
un encargado de dirigir las oraciones para ponerse en presencia de Dios.
un encargado de leer las lecturas.
un encargado de encender las velas.


PROPONEMOS ESTE ESQUEMA SENCILLO PARA ORAR AL ENCENDER LA VELA DE ADVIENTO

Primer domingo


LLAMADA A LA VIGILANCIA
ENTRADA.


Se entona algún canto.
Saludo.
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Acto de Contrición.
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso...

LITURGIA DE LA PALABRA. Lectura del santo evangelio según san Marcos 13,33: “Estén preparados y vigilando, ya que nos saben cuál será el momento”. Palabra del Señor. (Breve pausa para meditar)
Reflexión.

Guía: Vigilar significa estar atentos, salir al encuentro del Señor, que quiere entrar, este año más que el pasado, en nuestra existencia, para darle sentido total y salvarnos.

ENCENDIDO DE LA VELA. Oración.

Guía:
 Encendemos, Señor, esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir, en la noche, al encuentro del amigo que ya viene. En esta primera semana de Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados, para recibirte con alegría. Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen.

Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven, Señor Jesús!

PADRE NUESTRO
Guia:
 Unidos en una sola voz digamos: Padre Nuestro...

CONCLUSION

Guía:
 Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvos. Amén.

SEGUNDO DOMINGO

ENTRADA. Se entona algún canto. Guía: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Acto de Contrición.
Guía:
 Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso...


LITURGIA DE LA PALABRA.
Lectura de la II carta de San Pedro 3,13-14:” Nosotros esperamos según la promesa de Dios cielos nuevos y tierra nueva, un mundo en que reinará la justicia. Por eso, queridos hermanos, durante esta espera, esfuércense para que Dios los halle sin mancha ni culpa, viviendo en paz". Palabra de Dios.
Breve pausa para meditar

Reflexión
Guía: 
¿Qué va a cambiar en mí, en nosotros en este Adviento? ¿Se notará que creemos de veras en Cristo?

ENCENDIDO DE LA VELA. Oración.

Guía:
 Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo, encendemos estas dos velas. El viejo tronco está rebrotando se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne...

Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!

PADRE NUESTRO.
Guía: 
Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro...

CONCLUSION.
Guía:
 Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvados. Amén.

TERCER DOMINGO

ENTRADA.
Se entona algún canto. Saludo.
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo Y del Espíritu Santo. Acto de Contrición.
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso...

LITURGIA DE LA PALABRA.
Lectura de la Primera carta a los Tesalonicenses 5,23:” Que el propio Dios de la paz los santifique, llevándolos a la perfección. Guárdense enteramente, sin mancha, en todo su espíritu, su alma y su cuerpo, hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor”. Palabra de Dios.
Breve pausa para meditar. Reflexión.

Guía: Los hombres de hoy no verán en persona a Cristo en esta Navidad. Pero sí verán a la Iglesia, nos verán a nosotros. ¿Habrá más luz, más amor, más esperanza reflejada en nuestra vida para que puedan creer en El?

ENCENDIDO DE LA VELA. Oración.

Guía:
 En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la buena noticia: ¡El Señor va a llegar! ¡Preparen sus caminos, porque ya se acerca! Adornen su alma como una novia se engalana el día de su boda. ¡Ya llega el mensajero! Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz.

Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes. ¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, ¡caliéntanos en tu amor!
PADRE NUESTRO.
Guía:
 Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro...

CONCLUSION.
Guía: 
Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvados. Amén

CUARTO DOMINGO

Todos hacen la señal de la cruz.
Guía: "Nuestro auxilio es en el nombre del Señor"
Todos: "Que hizo el cielo y la tierra"

Liturgia de la Palabra:
Primera lectura: Rm 13,13-14 "Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo". "Palabra de Dios"
Todos: "Te alabamos Señor".


Segunda lectura: 2 Tes. 1,6-7 "Es justo a los ojos de Dios pagar con alivio a vosotros, los afligidos, y a nosotros, cuando el Señor Jesús se revele, viniendo del cielo acompañado de sus poderosos ángeles, entre las aclamaciones de su pueblo santo y la admiración de todos los creyentes." -"Palabra de Dios"
Todos: "Te alabamos Señor".
Guía: "Ven, Señor, y no tardes.
Todos: "Perdona los pecados de tu pueblo".

SE ENCIENDEN LAS CUATRO VELAS
Guía: 
"Bendigamos al Señor"
Todos hacen la señal de la cruz mientras dicen: "Demos gracias a Dios".

Humildad y gloria
El Nacimiento de Jesús

Guía: Lectura del Evangelio según San Lucas (2:6-7)
"Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron
los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito,
le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento."
"Palabra de Dios"

Todos: "Te alabamos Señor".

MEDITACION

La Virgen y San José, con su fe, esperanza y caridad salen victoriosos en la prueba. No hay rechazo, ni frío, ni oscuridad ni incomodidad que les pueda separar del amor de Cristo que nace. Ellos son los benditos de Dios que le reciben. Dios no encuentra lugar mejor que aquel pesebre, porque allí estaba el amor inmaculado que lo recibe.

Nos unimos a La Virgen y San José con un sincero deseo de renunciar a todo lo que impide que Jesús nazca en nuestro corazón.

Tiempo de silencio / Tiempo de intercesión
Padre Nuestro / Ave María.

ORACIÓN FINAL

Derrama Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

Todos: "Amén"
Rezar con la corona de Adviento. 4 domingos para iluminar tu camino hacia Belén
P. Alberto Ramírez Mozqueda



¿Conoces los 3 símbolos más bonitos y significativos de la Navidad?
Estamos transitando el tiempo de Adviento, preparándonos para la Navidad. El Adviento y la Cuaresma son los dos tiempos penitenciales que nos propone la Iglesia como preparación y anticipación de la Navidad y de la Pascua respectivamente. Las fiestas grandes requieren grandes preparaciones, y cuando se vive la preparación adecuadamente el fruto de la fiesta se multiplica al infinito.
Pero además cuando la realidad que festejamos es grande, cuando su significación espiritual es muy importante, la tradición de la Iglesia incorpora algunos símbolos materiales para prepararnos mejor, para que tengamos un asidero que nos eleve a las realidades espirituales que contemplamos. La Iglesia tomó algunas tradiciones de los pueblos que fue evangelizando, o creó sus propias formas de «materializar» estas realidades espirituales, a modo de catequizar y de darnos medios visibles que nos ayuden a acercarnos al Misterio. Los humanos necesitamos de este tipo de símbolos.
En torno a la Navidad, han surgido a lo largo de la historia de la Iglesia algunos símbolos que todos usamos y reconocemos. Pero no siempre sabemos su historia, o cómo utilizarlos mejor para adentrarnos en la espiritualidad navideña.











 El árbol navideño es el signo más visible y frecuente de la Navidad, pero no siempre le damos un sentido religioso. El mundo comercial se ha apropiado del árbol como un signo de «las fiestas», quitándole al nacimiento de Nuestro Señor el protagonismo. En muchas casas se acostumbra que el niño más pequeño sea el que pone la estrella en la punta del árbol. Otras familias lo arman rezando los misterios de gozo, otros piden al párroco la bendición del pesebre y del árbol. Otras familias le dan un adorno a cada niño y se rezan preces por cada adorno que se cuelga: con los azules, oraciones de arrepentimiento; con los plateados, de agradecimiento; con los dorados, de alabanza y con los rojos, de petición. No importa la tradición que usemos en nuestra familia, lo importante es recordar que el árbol de Navidad es un símbolo católico y que debemos recuperar su sentido.



Otro símbolo de la antigua Europa, y una hermosa costumbre (que afortunadamente se está recuperando mucho en América) es la corona de Adviento. Ésta nos ayuda a hacer un seguimiento más intenso del tiempo de los cuatro domingos anteriores a la Navidad. A medida que vamos prendiendo las velas, vamos preparándonos para recibir a Nuestro Señor. En cada domingo podemos hacer participar a toda la familia, preparando una pequeña liturgia, haciendo énfasis en un aspecto particular del tiempo de Adviento.



El pesebre o nacimiento. Ésta es una tradición iniciada por el gran San Francisco de Asís y que los franciscanos extendieron rápidamente por todo el mundo. En sus primeros años eran «pesebres vivientes» y luego se convirtió en una representación a escala con figuras de barro cocido, yeso o cera. Cada familia vive el pesebre a su modo, algunas familias cada domingo de Adviento le van agregando figuras teatralizando la historia para los más pequeños. El nacimiento es por supuesto, el símbolo emblemático del día de Navidad, cuando se pone finalmente el niño en el nacimiento, y la familia se congrega para cantarle villancicos y canciones típicas de cada país.



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COLABORÓ CON LAS OMPE DE 2005 A 2016

LAS OBRAS MISIONALES PONTIFICIAS EPISCOPALES.
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COLABORO CON
La Comisión Diocesana de Animación Misionera de la Arquidiócesis de Yucatán, México. período de 2005 a 2016.

Plan Diocesano de la Comisión de Animación Misionera
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La Comisión de Animación Misionera promueve en forma sistemática en todos los bautizados, la conciencia de su adhesión a Cristo, salvador del mundo, animándolos a iniciar un camino de conversión en las PCP’s. y a difundir como discípulos-misioneros el mensaje de Salvación.

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