Arquidiócesis de Yucatán
DIMENSIÓN DE ANIMACIÓN MISIONERA
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«Confiar en Jesús misericordioso como María: “Haced lo que Él os diga”» (Jn 2,5)
13 de febrero 2016
XXIV JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO
Objetivo: Que los enfermos y ancianos, con la ayuda de los asistentes y cuidadores comprendan que desde su dolor, enfermedad, incapacidad y ancianidad, unidos y ofrecidos a Jesucristo pueden ayudar a los misioneros, al anuncio de la Salvación de Jesús a donde aún no lo conocen.
CANTO: “Si yo no tengo amor, yo nada soy Señor” “Hazme un instrumento de tu Paz”
BIENVENIDA: Bienvenidos hermanos a este encuentro en el que vamos a escuchar la voz de Dios por medio de la reflexión, esperamos estén dispuestos para que al escuchar el mensaje que Él nos propone, le podamos también responder, iniciamos con la oración.
ORACION INICIAL: Oh, Cristo Jesús, que me has llamado a participar de tu Cruz, por la enfermedad y la invalidez; yo te ofrezco hoy mis sufrimientos, y las penas de mi vida de enfermo y te suplico las unas a las que padeciste en tu Pasión, y las que tuvo que sufrir tu Madre. Dígnate ofrecerlas a tu Padre Celestial por la santificación de los sacerdotes, y misioneros, la multiplicación de las vocaciones apostólicas y la conversión de los no creyentes. ¡Oh Jesús, buen maestro! Has que yo llegue a sufrir con alegría y paciencia para tu mayor gloria, dame la suficiente generosidad, fuerza, y todo el amor necesario para sonreír en medio de la prueba; y cuando el sufrimiento sea más vivo, cuando la cruz sea más pesada y más dolorosa la crisis, haz oh Jesús que pueda responderte con un “hágase tu voluntad” gozoso y amante. Amén.
INTRODUCCCION: Hno. (a) Enfermo, Dios no hizo el dolor. En su primer designio para la humanidad no había cabida para el dolor ni la muerte. Las sagradas Escrituras nos dicen que Dios puso al primer hombre en un paraíso terrenal, es decir, en una condición de bienestar, satisfacción y felicidad. Es el pecado que introdujo el dolor y la muerte en la vida humana “Así pues, por un solo hombre entró el pecado en el mundo y con el pecado la muerte” (Rom, 5, 12). Pero Dios no nos dejó sumidos en el pecado, nos ama tanto que manda la Redención por medio de su Hijo, Jesucristo nuestro Salvador. Cristo clavado en la Cruz, lleva el peso de nuestras culpas y paga el precio que nos tocaba pagar a nosotros.
TESTIMONIO – experiencia de vida
Testimonio de María Ángela Sorto: Ella tiene 84 años de edad y queremos contarles que desde hace 10 años padece de Cáncer en la nariz, le comenzó siendo un lunar, poco a poco la enfermedad fue avanzando hasta que por completo perdió la nariz y parte del labio.
María Ángela expresa cada vez que van a visitarla los voluntarios de su parroquia: “ofrezco mi dolor por las misiones, por la conversión de las personas, le he pedido a mi nieto que me haga la cruz que me pondrán en el cementerio, porque para mí la muerte no es tristeza, es encuentro, es vida eterna”.
Ella alienta con su testimonio de vida a todos nosotros, en especial a los enfermos a darle una dimensión misionera al dolor.
Al ofrecer nuestro propio sufrimiento por las misiones daremos fruto.
ILUMINACIÓN – EXPERIENCIA CRISTIANA - Leamos la Palabra de Dios Lc 5, 12 – 16
Un día estando Jesús en un pueblo llegó un enfermo de lepra; al ver a Jesús se inclinó hasta el suelo y le rogó: Señor; si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad. Jesús lo tocó con la mano diciendo: Quiero, queda limpio. Al momento se le quitó la lepra al enfermo y Jesús le ordenó: No se lo digas a nadie; solamente ve y preséntate al sacerdote, y lleva por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés para que conste ante los sacerdotes. Sin embargo la fama de Jesús aumentaba cada vez más y mucha gente se juntaba para oírlo y para que curara sus enfermedades. Pero Jesús se retiraba a orar a lugares donde no había nadie.
Podríamos preguntarnos hoy, ¿Por qué Jesús sana? La respuesta es sencilla “Porque estamos enfermos”. Jesús nos ama y se conmueve al vernos enfermos, se solidariza con nosotros, él nos quiere sanos pero no sólo físicamente, sino también espiritualmente.
Jesús ha venido a restaurar lo que el pecado ha destruido, Él no permanece indiferente ante tanto dolor humano. Pasando por alto las normas sugeridas prudencialmente por la tradición, permite que el leproso se le acerque y lo toca. Su respuesta a la súplica del leproso es clara y definitiva: Quiero que sanes, queda limpio.
APLIQUEMOS LA PALABRA A NUESTRA VIDA -PROFUNDIZACIÓN
Hoy afortunadamente la lepra es curable y si se detecta a tiempo no causa mayores problemas. Pero si hay muchas enfermedades que nos preocupan y quitan la paz: el cáncer, diabetes, presión arterial alta etc… A pesar del progreso de la medicina y de las medidas preventivas, la gente sigue enfermándose y la muerte está al acecho.
Hoy la Iglesia perpetúa la obra sanadora de Jesús a través de la sensibilidad y caridad de sus hijos que generosamente ofrecen su tiempo para ayudar a los enfermos desde sus casas, hospitales y albergues. Iglesia de Jesús somos nosotros: tú, yo, el vecino, el de a lado, por ello es que afirmamos que: Tu vida, tu dolor, tu soledad, aceptada y unida a la pasión de Cristo, también puede tener valor de redención. Hay muchísima gente en el mundo (millones) que sufren la peor de las angustias... no conocen a Dios. Y esa angustia es peor que cualquier dolor físico, que cualquier enfermedad... porque es una enfermedad del alma. Jesús, el Hijo de Dios, también sufrió. La muerte en cruz de Cristo, es la solidaridad de Dios con nuestras miserias y dolores. En la cruz, Dios demostró cuánto nos ama, y que el dolor es camino de redención. Jesús sufriente, nunca explicó el sufrimiento, no lo buscó, ni lo evadió: lo hizo Salvación.
Tú desde tu cama, desde tu casa, desde donde estás... mucho puedes hacer por ellos...Por los hermanos y misioneros en tierras de misión. ¡Tú también puedes ser protagonista de la obra evangelizadora de Jesucristo! Ofreciendo cada momento, tu dolor, padecimiento y enfermedad que vives por las misiones. Si estás enfermo, hoy la Iglesia tiene para ti un mensaje, Cristo te ama y confía una misión muy especial. “Ser Misionero de la misericordia de Dios desde la enfermedad”.
Iglesia de Jesús somos nosotros: tú, yo, el vecino, el de al lado, el de enfrente, todos los que nos llamamos cristianos. Jesús quiere que seamos instrumentos para que su salvación llegue a todos cercanos y lejanos ¿Cómo hacerlo? Haciendo lo que está a nuestro alcance y pidiendo a Dios que muestre su amor, sanando a los enfermos.
COMPROMISO:
Rezar un Padre nuestro Y Ave María, ofreciéndolo por los enfermos en tierras de misión.
Ofrecer tomar los medicamentos o curaciones por los misioneros.
Hablar a tu familia de este encuentro con Jesús Salvador.
CANTO FINAL: “AMAR ES ENTREGARSE” “VEN CON NOSOTROS AL CAMINAR”
ORACION FINAL: Padre de bondad acoge nuestras súplicas por todos los enfermos del cuerpo y del alma, que experimentemos la Gracia de la liberación del pecado y la muerte, que Jesús ha venido a traernos. Escucha Padrea los que a Ti acuden e imploran la salud en sus enfermedades y la paz del corazón y concédenos manifestarte nuestra gratitud con una vida entregada a Ti a favor de nuestros hermanos. Amén.
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